(FUENTE CORRIENTES DE TARDE) – “Tenemos 60 días para darla vuelta”, había dicho Sergio Massa después de las PASO, en agosto. Los datos de la elección general de este domingo confirmaron que ese objetivo que se fijó entonces el candidato a presidente de Unión por la Patria fue ampliamente alcanzado.
Para empezar, con su remontada histórica Massa logró dar vuelta la elección en ocho de las 19 provincias que el peronismo había perdido en las elecciones primarias. Consiguió un crecimiento sorprendente en Corrientes, en Tucumán, en La Rioja y en todo el Norte. En provincias muy refractarias al peronismo/kirchnerismo como Córdoba, Massa pasó de obtener 8 a 13 puntos. En la provincia de Buenos Aires, la suba de casi 10 puntos, magnifica, por el volumen, el impacto del crecimiento electoral.
En número de votos concretos, Massa pasó de los 6,7 millones de votos que sumó junto a Juan Grabois en las PASO -los propios fueron algo más de 5,1 millones- a 9,6 millones. Estuvo así a un impensable escaso margen de ganar en primera vuelta.
En otras palabras: la alianza del oficialismo nacional creció casi 3 millones de votos respecto a las PASO, mientras Javier Milei sumó 500 mil y JxC perdió 600 mil. Massa quedó primero con 36,6% y Milei sobrevive en la carrera con el 29,9%, un punto y medio menos que su cosecha en las PASO. Juntos por el Cambio, con 23,8%, fue la nota más impactante de la jornada.
Es cierto que hubo 3 millones de votantes afirmativos más que en las primarias -bajó el voto en blanco y la concurrencia aumentó 7 puntos- y todo indica que fueron captados por el actual ministro de Economía.
Esta lectura sale de repasar los números del tandem opositor Milei-JxC, que casi no registraron variaciones en la cantidad de votos. Es decir: el voto opositor extremo no varió entre el 13 de agosto y el 22 de octubre y eso aún cuando casos escandalosos que salpicaron al oficialismo como el de Martín Insaurralde pero -sobre todo- el empeoramiento de las variables económicas, no esmerilaron a Massa.
El mérito de Massa también toma otra dimensión a la luz de un gobierno al que pertenece -y del cual virtualmente está a cargo por la ausencia de Alberto Fernández y su vicepresidenta, Cristina Fernández- que debió sortear con regular habilidad la pandemia, la sequía y -en el últim tiempo- la inflación de más de 100 puntos anuales y el dólar blue a 1.000 pesos.
En síntesis, los votos de 2019 que la alianza gobernante – dominada inicialmente por el kirchnerismo, pero con peso del peronismo en sus diferentes expresiones y ciertos sectores del radicalismo- había perdido en 2021 y la PASO del 2023, Massa logró que en esta segunda vuelta volvieran casi intactos.
Hacia el 19 de noviembre, anoche mismo Massa comenzó a transitar un camino de tono conciliador en el que se mostrará igual de moderado -al menos en términos políticos- que durante su gestión como Ministro de Economía. En contraposición a un Milei que se mostró con un discurso más de trinchera y beligerancia, Massa optó por la políticamente correcta -pero no por eso menos promisoria y ubicada en las antípodas de la belicosidad kirchnerista- promesa : “La grieta se murió y empieza una nueva etapa”.