(Tomás Casanova, Director ELDELEGADO) – La idea que Juan Perón tenía en el apogeo del justicialismo cuando los líderes sindicales participaban en un 33% de las listas electorales, parecen haber quedado en el olvido. Ahora los gremialistas se sienten excluidos en el reparto de cargos.
En un escenario político en el que los sindicatos han sido históricamente una pieza fundamental en el peronismo, parece que las promesas de inclusión y participación de los líderes gremiales en las listas electorales se han desvanecido.
Esta situación no ha pasado desapercibida para los dirigentes sindicales que, desde el principio, respaldaron fervientemente la candidatura de Sergio Massa como representante único del peronismo en las próximas elecciones.
“Siempre estuvimos dispuestos a contribuir con nuestra aportación para la campaña, pero nos han dejado fuera de las listas”, coinciden varios altos dirigentes de la Confederación General del Trabajo (CGT), refiriéndose a lo que ha quedado tras el cierre de las boletas para las elecciones primarias (PASO).
Es evidente que, a pesar del compromiso, esfuerzo y dedicación que los sindicatos peronistas han brindado al actual ministro de Economía, esto solo se ha visto reflejado en la candidatura legislativa de Paco Manrique, dirigente del Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (SMATA).
En este juego de intereses, también se encuentran los fondos de las Obras Sociales, que desde hace bastante tiempo no han sido transferidos en su totalidad, si es que se han transferido en absoluto.
Las Obras Sociales ocupan un lugar central en el sistema de salud de Argentina. En la actualidad, aproximadamente un tercio de la población recibe atención médica en el sector público, entre un 7% y un 10% cuenta con servicios de medicina prepaga, y las obras sociales nacionales y provinciales, junto al PAMI, cubren casi el 60% de la población.
También cabe destacar la contribución de los monotributistas, cuyo número supera cada vez más al de los trabajadores formales. Sin embargo, pocos son los que encuentran cobertura en una Obra Social, y aquellos que lo logran, en muchos casos, no son registrados durante los primeros tres meses. Esto plantea la pregunta: ¿dónde se destina ese dinero?
En conclusión, a pesar del respaldo financiero de los sindicatos a la campaña de Sergio Massa, los líderes gremiales se sienten insatisfechos con la falta de representación en las listas electorales. Además, la falta de transferencia total de los fondos de las Obras Sociales y la situación de los monotributistas plantean interrogantes sobre la transparencia en el manejo de los recursos destinados a la salud de la población.